XIII. SUBIÓ A LOS CIELOS Y ESTÁ SENTADO A LA DERECHA DE DIOS PADRE TODOPODEROSO


Jesús murió y resucitó. En realidad, la frase que vamos a comentar ahora no añade nada a esa verdad. La resurrección de Jesús, bien entendida, ya incluye su ascensión a los cielos y su estar sentado a la derecha de Dios.

¿Qué quieren decir estas imágenes?

Cuando comentábamos el descenso de Jesús a los infiernos ya lo anticipábamos. Con su muerte Jesús participa de modo radical de la condición humana. Baja lo más abajo posible. Con su resurrección sube a lo más alto. Sube a los cielos. Es como la segunda parte de una única metáfora.

A ese Jesús que, siendo Dios, acepta la humillación de participar de la condición humana, Dios lo ensalza, lo glorifica, lo eleva. Lo vuelve a colocar en su sitio: en los cielos.  Por eso, los cristianos reconocemos en el Crucificado a nuestro Señor.

Y ¿por qué sentado a la derecha del Padre?

Se trata, simplemente, de una cuestión cultural que ha entendido siempre la derecha como un lugar de privilegio. Poder estar a la derecha de alguien era una deferencia, un reconocimiento.

Piensa en los Juegos Olímpicos. Sabes que cuando se hace la entrega de medallas, los ganadores suben al podio. Quien ha ganado la medalla de oro se sitúa en el centro; el que ha ganado la de plata se sitúa a la derecha del ganador; finalmente, quien merece la de bronce, a la izquierda del campeón.

Utilicemos esta imagen. En nuestro podio especial está el Padre, en el centro, el Hijo a su derecha y el Espíritu al otro lado. Sólo que, tal vez, no hay diferencia de nivel como ocurre en los podios de las competiciones olímpicas. No hay diferencias de nivel porque los tres son el mismo Dios, o sea, de la misma categoría. Pero de esto hablaremos más adelante, cuando hablemos del Espíritu Santo.

Todo este proceso de Jesús, que va desde su encarnación, o sea, desde que se hace hombre en Belén, pasa por la cruz, y culmina en su ascensión y glorificación, San Pablo lo explica muy bien y de un modo sencillo en una de sus cartas. Por eso, haciendo una excepción, voy a dejar que sea el texto bíblico y no yo quien te lo explique. Seguro que vas a entenderlo a la perfección.

Dice San Pablo:

"Cristo Jesús, a pesar de su condición divina, (o sea, a pesar de ser Dios)
no presumió de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango (se rebajó)
y tomó la condición de esclavo
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.

Por eso, Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el Nombre–sobre–todo–nombre,
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo;
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre".

(De la carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Filipo, capítulo 2, versículos del 6 al 11.   Fil. 2, 6-11).




La palabra de Jesús:

Jesús les dijo:

- Esto es lo que yo os decía cuando aún estaba con vosotros, que era preciso que se cumpliera todo lo que está escrito sobre mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.

Entonces les abrió la inteligencia para que entendiesen las Escrituras y les dijo:

- Así estaba escrito, que el Mesías padecería y resucitaría de entre los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre la conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros seréis testigos de estas cosas. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre; pero habéis de quedaros en la ciudad hasta que seáis revestidos del poder de lo alto.

Los llevó hasta cerca de Betania y allí, levantando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo. Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios".

(Del Evangelio de Lucas, capítulo 24, versículos del 44 al 53.   Lc. 24, 44-53)




También puedes leer...

Mt. 20, 20-28               "Manda que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en mi Reino".

Jn. 3, 1-21                   "Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre".

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