IV. TODOPODEROSO


Por definición, Dios es todopoderoso. Si no, no sería Dios.

Pero... ¿lo puede todo?

¡Hombre! Todo... lo que puede. Lo imposible, ni Dios lo hace posible.

Una vez, con intención de desmontar mi fe en la omnipotencia divina, un alumno me planteó en clase una pregunta. Meses después descubrí, por casualidad, que era la misma pregunta que formula a su profesor de Religión el protagonista de la novela "El Rabino", de Noah Gordon. El alumno me preguntó: "¿Puede Dios crear una piedra tan grande que ni él mismo la pueda mover?"

Entiendes la cuestión, ¿verdad? Si yo le contestaba que Dios sí podía crearla, el alumno me hubiera replicado que, sin embargo, Dios no era omnipotente porque no podía moverla. Si yo hubiera contestado que no, entonces yo mismo hubiera negado la omnipotencia divina.

Por tanto, que Dios sea todopoderoso, habrá que entenderlo de otra forma. Lo radicalmente imposible, ni Dios lo hace posible. ¡Dios no puede hacer un círculo cuadrado!

¿Desilusionado?

Yo no. Mi Dios todopoderoso no es un prestidigitador. Él no es un mago que resuelve todos mis problemas. Él no frena mi coche cuando yo acelero demasiado, ni detiene la mano que golpea a un semejante. Él no te obligará a vomitar si te pasas con las drogas, ni te llevará a la escuela si has decidido hacer novillos. Él no hiela los volcanes en mitad de su erupción, ni cierra las fauces con que ruge el terremoto.

¿De verdad querrías que Dios te detuviera siempre que intentaras algo que a Él no le gustara? ¿No serías entonces marioneta movida a su capricho y voluntad? ¿No serías un muñeco?

Omnipotente. Sí.

Pero ha hecho el mundo con unas leyes que respeta. Conoces la ley de la gravedad, ¿no es cierto? Imagina qué ocurriría si Dios la cambiara constantemente, si no la respetara. Para empezar, los humanos no habríamos podido conocerla ni estudiarla. Porque Dios respeta la ley de la gravedad, tú sabes que si ahora sueltas el libro que tienes en las manos, el libro caerá al suelo. De otro modo, nunca sabrías qué iba a ocurrir. Dios respeta las leyes de la naturaleza.

Y ha creado a los humanos con una libertad que no coarta. Por eso tú puedes permitirte, a veces, el lujo de hacer novillos, o llegar a casa más tarde de lo estipulado por tus padres.

Omnipotente. Sí.

Pero nunca prepotente. No chulea ni presume. Ha delegado su fuerza. Y se ha hecho débil. Tan débil como le hace haber dejado el mundo en nuestras manos.

Quien ama, siempre es débil. Y Dios amó primero y con más fuerza.





La Palabra de Jesús:

Cuando crucificaron a Jesús, los que pasaban por allí le insultaban, moviendo la cabeza y diciendo:

- Tú que dijiste que destruirías el Santuario y lo reconstruirías en tres días, ¡sálvate a ti mismo si eres el Hijo de Dios y baja de la cruz!

Igualmente, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:

- A otros ha salvado y a sí mismo no puede salvarse. Si es el Rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios, que le salve ahora si tanto le quiere. ¿No dijo que era el Hijo de Dios?

Y de la misma manera le insultaban los delincuentes crucificados con él.

(Del Evangelio de Mateo, capítulo 27, versículos del 39 al 44. Mt. 27, 39-44)




También puedes leer...

Mt. 8,23-27                  "¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?"

Mt. 11,28-30                "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré".

Mc. 1,21-28                "¡Da órdenes a los espíritus inmundos y éstos le obedecen!".

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